martes, 26 de enero de 2010

No tardes.
Llégate porque te llamo.
Mi grito silencioso
es de urgencia contenida.

No tardes.
Ven porque te espero.
Si no vienes, si tú no llegas,
nunca más distinguiré
el blanco del negro,
la voz del silencio,
la alegría de la nada.
Y me envolverá la niebla,
la que acecha agazapada,
la que impide que mis pasos sean firmes.

No tardes.
Asómate a mis ojos,
enrédate en mi talle,
bríndame el calor de tu sonrisa,
paséate por mi piel,
saca de mí aquello que escondo.

Aparece ya,
en esta misma hora
y quédate en mi carne
que es alma a veces
y en mi alma
que necesita mi carne.

No tardes.
Aparece.
Llégate pronto, ahora.
Porque sin ti me asusta el amanecer
y me pesan las estaciones.

2 comentarios:

jimarino dijo...

Que hermoso, Zaxanercis, de nuevo. Carne y alma hecha poema de espera. En lo literario impecable, comme toujurs. En lo humano, ojalá llegue ese al que esperas. No te asustes demasiado si tarda. Tienes estas palabras, como un rezo, como un aliento cálido y una consciencia de la posibilidad.
Un beso muy fuerte

zaxanaercis dijo...

Querido Jimarino,

Gracias. Gracias por tu nuevo comentario. Querría decirte (aunque no sé si esto pudiera interesarte) que aquello a lo que llamo con urgencia y sin lo cual me asusta el amanecer no es 'ése', sino 'eso', que he personificado en los versos. El poema claramente está planteado como un poema de amor y es muy lógico que se interprete como tal. Lo escribí de esa manera, pero repito que no lo llamo a 'él' (él ya existe)sino a algo, inmaterial, que la vida me ha arrebatado y que tiene mucho que ver con los ISRS.
Me quedo de todas formas con tus palabras de esperanza. Haré de esa posibilidad, si puedo, un conjuro para seguir adelante.
Bises.