domingo, 31 de mayo de 2009


Veo un cielo limpio
paseando por encima de los picachos.
Los árboles tienen la vida centenaria
de los sabios enraizados en la tierra.
El silencio te habla
si quieres escucharlo,
por entre los troncos y las piedras.
Un aire añejo y transparente
trae los ecos de la vida.

El verde te cubre,
confecciona un traje de hojas
para tu desnudez emocionada.
Los caminos están desiertos,
te esperan los recodos y la tierra virgen.
La genista llena tus ojos
de frutales matices amarillos.

Tus pisadas quedan enterradas para siempre
en el polvo y en la tierra sagrada.
Sagrado es el olor que todo lo envuelve.

Si te dejas,
si te abandonas,
vendrán las aladas hadas,
los espíritus del agua,
los geniecillos subterráneos
y te hablarán al oido,
cantarán para ti
canciones y arrullos de vida,
melodias de paz.

sábado, 23 de mayo de 2009

EL OLOR


- Aquí huele a madroño. ¿No lo notas?
- ¿A qué has dicho que huele?
- A madroño.
- Esto ya es el colmo; siempre obsesionada con el olor a tabaco de esta casa y ahora es a madroño. Además, ¿por qué sabes que es madroño? A lo que huele es a los litros de colonia que echas cada día para disimular el tabaco.
- ¡Y yo qué sé por qué a madroño! No es a colonia. Yo lo distingo. No puedo saber por qué a madroño. Apenas he visto alguno y nunca los he probado.
- Pues entonces déjate ya de olores. Cada día más maniática.
- No me jodas. Sí, maniática, sí, muy maniática. ¿Y qué? Ojalá no lo fuera. Pero te juro que huele a madroño. ¿No lo notas? ¿No notas un olor extraño en todas partes?
- Déjame. Tengo la cabeza embotada y me la estás poniendo peor. Si huele a madroño, pues vale, a madroño. Ponte a leer, haz algo, olvídate ya.

Salió de la habitación estudio donde estaban los dos y siguió el rastro del madroño, hociqueando por toda la casa como un sabueso, parándose en las esquinas, debajo de las camas, en la alacena, en el frigorífico. Olió los sofás, las cortinas, los edredones. Metió la nariz en cada hueco y en cada escondrijo; abrió cajas, revisó platos, vasos y cubiertos… A madroño. Definitivamente. Y una sensación de tormenta huracanada la hizo girar en su vórtice.

Se sentó en su sillón, encogida, acurrucada, fetal. Al rato un estruendo impredecible salió del techo, ya derrumbado, y, entre cascotes, cientos y cientos de madroños cayeron en tropel sobre el suelo, los muebles, sobre su cabeza, su cuerpo. Granizos enormes y frutales desparramando su olor.

Se levantó como pudo, espantada, todo el espanto reflejado en sus ojos que lloraban histéricos. Saltaba, se revolvía el pelo, tironeaba de su ropa, gritaba. Le gritaba a él.

- ¿Lo ves? ¿Lo ves ahora? Mis manías, Siempre mis manías. ¿Has visto esto?, dime ¿lo has visto? Mira el techo, los madroños. Huele, coño, huele. Dime ahora que no es verdad lo que notaba. Suplicante. ¿Qué ha pasado? Por favor, dime lo que ha pasado.

Las manos cada vez más agitadas, las cuerdas marcándose abultadas en el cuello a punto de estallar, los ojos bañados en sangre.
Dime, dime lo que pasa, por favor, por favor, por favor.

Ahora, cuando un vientecillo empieza a levantarse moviendo las ramas de los sauces e invitando a retirarse, ella sigue recordando todo, todo, en la clínica de reposo donde lleva internada más de quince días. En su cabeza, como golpes de martillo, unas palabras insistentes, tenaces, imborrables, se repiten compulsivas: "el oso y el madroño, el oso y…


marzo, 2009

viernes, 15 de mayo de 2009



No te equivoques.
Los fragmentos de esperanza que buscas
no son sino palabras de diccionario.
No la busques.
Simplemente no existe.
Si quieres,
lánzate al vértigo,
sumérgete en el fondo de las aguas,
rompe muros y cristales.
Desnúdate. Vive sin coartadas.
Pero no esperes nunca.
No esperes nada.
Aquello que ansías
es sólo el brillo engañoso
de una estrella que se apagó
hace miles de años.

miércoles, 13 de mayo de 2009




Soñé toda una larga noche,
extensa y dilatada,
que el reloj de arena se ponía horizontal.
El tiempo soñando; yo soñando el tiempo.
Al despertar, todos los relojes del mundo
empezaron a marcar el tic-tac de las horas.

martes, 12 de mayo de 2009



¿Has borrado ya, tiempo, la huella de ese parque donde siempre es otoño?
¿Quizá ya pasaste y te llevaste para siempre el otoño y el parque y hasta el momento en que yo lo vi por primera vez?

¿Cuándo?, preguntas.
Hace tiempo. Hace nada. Hace un segundo, Hace una eternidad.

lunes, 11 de mayo de 2009



Despierta.
No cierres los ojos al miedo
porque el miedo no eres
sino tú.
No lo dejes a un lado,
no trates de enterrarlo.
Míralo. Mírate.
No es otra cosa que tú.
Algún día pasearéis de la mano
y habrás aprendido
que mirarte es mirar sus ojos hermanos.

lunes, 4 de mayo de 2009

Si te enteras




Si te enteras, si buscas, si encuentras,
dime dónde está ese lugar
donde no existen las casas,
ni los quehaceres, ni las rutinas
ni los encargos.
dime dónde está.
Llévame.
Sólo un tiempo.
Un tiempo sin nadie que me reclame,
un tiempo sin relojes,
un tiempo sin teléfonos,
sin planes, sin prisas.
No quiero urgencias,
Lo necesario deja de serlo
porque no existe la necesidad.
Déjame que lo viva,
sólo un tiempo…
Lo demás ya vendrá
después de ese tiempo.
Déjame que cierre los ojos del alma,
deja que me trepanen la vida.
A medias, pero tranquila.
Que me injerten brotes de olvido,
que me inyecten lluvia destilada,
que me borren conciencias sin brillo,
que me dejen vivir en la ignorancia,
que no sepa,
que no recuerde, que me dejen la salida
de no encontrar más salidas.
Que me engañen. Que me duerman.
Dormir bajo un sauce la pura y absoluta ignorancia.
Creer que nunca he vivido.
Que me dejen.

Abril 2009.

domingo, 3 de mayo de 2009

Volveré ...

Volveré como los remolinos al viento,
me posaré en silencio en un agua mansa.
Mi boca no hablará
ni mis oídos escucharán.
Seré un cuerpo sin peso,
flotando mecida por aguas tranquilas.

Volveré como la ceniza que el viento arrastra,
cuerpo sin peso. Sin entidad.
No seré nada y así seré muchas cosas.
No renaceré, esplendorosa, como el ave Fénix,
seré pequeña, sin voz ni oído.
Seré pequeña como pequeño es lo que queda
tras arrancar la ganga al mineral.
Seré pequeña para transitar volando.
Agitaré mis brazos y nadie lo sabrá,
chuparé néctares metiendo mi lengua en las grietas de las rocas
y nadie me verá.
Subiré a los tejados, junto a los gatos,
y sólo el sol sabrá de mí.
Bajaré a las aceras y evitaré las suelas de los gigantes.

Seré pequeña.
Así volveré cuando, por fin,
los sueños se hayan gastado.

ZAXANAERCIS. Abril 2009

Para infinito rojo



Gracias por todo. Gracias por tu tiempo y tu amistad. Gracias por empezar a construirme este pequeño mundo y, sobre todo, gracias por tu generoso, y para mí, valiosísimo empeño en fabricarme una ilusión. Gracias. Infinitas gracias.