
Donde el silencio se hace música,
donde cada amanecer es un aria,
donde no cabe sino un eco goteante.
Donde el recuerdo se hace carne,
donde el sabor es a olivo y a vides,
donde la noche te acuna
- noche que acunas, pon tu mano sobre mi frente-.
Donde el vino te embriaga
disipando fantasmas
y tiñendo de rojo los temores.
Ahí estaré.
Sola, imagino,
como solos somos,
pero te encontraré
y me contarás cuentos que me harán dormir.
2 comentarios:
Qué hermoso, Zaxanaercis. Un gozo.
De nuevo gracias, Jimarino. Lo que es un gozo es recibir tus comentarios.
Publicar un comentario