viernes, 4 de diciembre de 2009

Búscame, si me buscas,
al otro lado del espejo.
Búscame en el horizonte de la noche
donde lo real deja de serlo,
donde la luz juega al escondite.

Mira en las palabras difíciles de decir,
en las nubes que oscurecen el brillo,
en las viejas páginas de mis libros.

Búscame en el canto del cárabo.

Registra en el baúl de la memoria,
saca los viejos tesoros,
huele el aroma de los lirios, ya marchitos,
que guardé envueltos en seda.

Búscame en las grietas de las rocas,
en las veredas del sinsentido.
Mira en las encrucijadas,
en las fronteras de la existencia.

Sigue buscando donde ya nada hay,
donde las sombras son la verdad.
Búscame en las grutas de la vida,
en los abismos del recuerdo,
en el letargo del tiempo.

Búscame en la desesperanza,
en los añicos de la risa,
en la soledad del silencio.

Búscame en el jeroglífico en que me convertí.
Piensa, descifra los signos.
Búscame, búscame
y me encontraré.

1 comentario:

jimarino dijo...

¡Dios mío, Zaxanaercis! E invoca un agnóstico concienzudo. Cada verso me ha provocado un espasmo. Leía hace unos minutos los Sonetos Espirituales de Juan Ramón Jiménez, y tenía una extraña sensación de artificio y distancia. Este poema me hace pensar que alguien algún día desentrañará mis jeroglíficos. Tú estás en el mundo que reconozco, sin flores amarillas y fingimientos vacuos. Es uno de los poemas más hermosos que he leído en mi vida, y te puedo prometer que he leído varios miles seguro.
Estoy impresionado. Un abrazo muy fuerte, y ojalá te encuentres.