Ahora,
cuando el atardecer es tempranero y sombrío,
cuando la vida incierta
ha borrado la sonrisa hermosa
y ha untado los ojos de cataratas prematuras.
Cuando vivir es pasar de puntillas
sobre campos de amapolas
y dejar la fuerza de tus huellas
sobre el betún del asfalto,
sobre las sombras de los muertos.
Cuando el aire es denso y opaco
y de las horas sólo queda el olor sin aroma
y los pasos se hacen lentos
y fatiga el peso de los hombros
y los labios te dicen que todavía, quizás todavía.
Todavía.
Torpe ilusión del desengaño.
¿Qué significas, todavía?
Ahora, cuando ya de todo
sólo quedan retazos
y la apisonadora arrasa
aplastando los brotes reverdecidos.
Ahora, cuando los días se suceden
como martilleos de herrero,
duros y monótonos
y el cielo no se abre
para esparcir su polvo de estrellas.
Cuando el sol asoma su brillo
para iluminar cicatrices.
Cuando quedan sólo retales,
retales de brocados que fueron hermosos.
Cuando del fuego vivo, embriagador y envolvente
sólo quedan rescoldos de ceniza.
Ahora,
ahora puedo recordar, llorando,
el perfume salvaje de la vida naciendo.
ZAXANAERCIS
domingo, 17 de enero de 2010
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2 comentarios:
Madre mía, Zaxanaercis !qué maravilla¡ qué hermoso poema una vez más! Seguía el ahora buscando el qué, lo seguía con tus palabras de piedra; atardecer, pasar de puntillas, tus huellas sobre el betún del asfalto, las sombras de los muertos, el peso de los hombros, y seguía, y entonces entonaban el quizás todavía, eso que nos sostiene aunque el todavía sea sólo un quizás, imprevisible, nebuloso, extraño e incluso ajeno, pero quizás todavía, y sigo, con la apisonadora que aplasta brotes reverdecidos, con los martilleos del herrero, con el sol que asoma su brillo e ilumina cicatrices, pensé en mis cicatrices, y de nuevo en el quizá todavía; ¿qué sería de mí sin mis cicatrices y el quizás todavía? y seguía, cuando sólo quedasen retales de brocados que fueron hermosos, cuando del fuego vivo, embriagador y envolvente sólo quedan rescoldos de ceniza, y esperaba que el poema me dijera que es el ahora, y entonces leo que ahora, ahora, llorando, todavía puedes recordar "el perfume salvaje de la vida naciendo" ...
tengo la sensación de que este poema me servirá dentro de unos años, y tí debería servirte, es tan hermoso y certero, que merece la pena haber llegado hasta aquí para escribirlo...
Señora, una reverencia humilde ante el esplendor. A veces hueles a clásico aunque no te lo creas...
Un beso muy fuerte.
Querido Jimarino,
mi simpatía y mi empatía hacia ti
crecen por momentos y puedes tener
la absoluta certeza de que en esto
nada tienen que ver tus impagables
elogios hacia mis poemas. Es algo
muy parecido a la intuición.
En cuanto a ellos, a los elogios,
qué quieres que te diga. Que me
emocionan y me conmueven. Mucho,
de veras.
Del olor a clásico de algunos de
mis versos, bueno, mejor sin
palabras.
Muchas gracias por 'visitarme' de
nuevo. Sois todo un caballero.
Un fuerte beso.
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