sábado, 20 de febrero de 2010

Tienes todos los nombres
con los que te nombran
mientras sueñan sobre tu cuerpo
otros cuerpos añorados.

Has pensado, incluso a veces,
que tu nombre ya no era,
que el silencio de sus sílabas
lo borró para siempre.

Callas tus palabras
mientras pronuncias aquellas
para las que te ofreces,
aquellas exigidas por quienes
se enredan en tus sábanas sin besos
con la premura de la media hora exacta.

Cierras los ojos
mientras amasan tus pechos
o empujan, sudorosos,
o vacían, jadeantes, su profundidad espesa.
Vives el urgente amor de compraventa
y cuentas las monedas
con la fuerza de tu rutina.

En algún momento
olvidaste lo que fuiste,
supiste lo que eras.
Porque eres lo que eres
aunque fueras lo que fueras.

Sólo cuando el tiempo es tuyo
y, callada, abres las ventanas,
crees oír en ocasiones la voz del viento
que trae el eco de tus palabras olvidadas,
que te acurruca, suave, en tus recuerdos dormidos,
que te lleva a ese lugar inviolado
que ya has dado por perdido.

Memoria.

Y a veces, también a veces,
cuando sólo habla el silencio,
crees sentir que ese viento generoso
te devuelve por un instante,
soplo de sombra,
tu nombre. Tu nombre de sal y de agua.
Tu nombre.
El tuyo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico poema tia. Se lo he hecho
leer a todos mis colegas que están
en este rollo literario. Es increible, duro y tierno. Tu sentido
poético es portentoso!

Anónimo dijo...

Magnífica y soberbia descripción
del personaje. Casi diría que inmejorable.

zaxanaercis dijo...

Estimados ANÓNIMOS, gracias a ambos
por visitar mi blog y por vuestros
comentarios que siempre son un
aliento y una ilusión.
Un saludo.