domingo, 11 de abril de 2010

Arrastrando cadenas andamos,
cadenas de perpetuas condenas
sólo por haber nacido.

Por la boca entreabierta y quieta
resbala una baba que huele a miedo
y a tiempo incontable
y a vómito negro, podrido.

Un dedo insidioso
nos señala,
nos marca con cruz de fuego
y nos llama por nuestros nombres.
Tú. Tú. Tú.
Nunca más. Nunca más. Nunca más.

Una sábana fría,
fría mortaja,
nos cubre mientras andamos
y nuestros huesos se quiebran, helados
y nuestras manos se retuercen, convulsas,
aferradas una a la otra
rezando plegarias a dios sabe qué dioses todopoderosos.

Un latido incesante en las sienes
nos rompe los tímpanos de la vida
y nuestras lenguas se desatan
en palabras que gritan,
en palabras que imploran,
en palabras que mueren siempre en silencio.

Un repentino anhelo de sueño nos invade,
de ese sueño que cierra los ojos
-inconsciencia-
y abre los del olvido.

Arrastrando la cadena perpetua,
condenados a vivir los ciclos
de esa imparable rueda que gira,
tú, tú, tú.
Toda tu culpa es haber nacido.

4 comentarios:

PCR dijo...

Zaxanaercis: Has ido disparando las balas con tanto tino que todas han abierto un único boquete de entrada, sin orificio de salida. Y ahí dentro han quedado, donde se alojan las cosas que permanecen para siempre. Deberías utilizar con más frecuencia tu rifle, vaquera! Un beso grande.

zaxanaercis dijo...

Mi querido Gaviero,
no sé si sabes como me llenan estas palabras, sobre todo porque vienen de ti. No te voy a dar las gracias, te lo pagaré en cubatas. Un enorme abrazo.

Levin dijo...

Hay vestigios en tus escritos de una sabiduría ancestral. Ya Buda consideró la vida como sed insaciable y como sabes para nuestra propia tradición es un valle de lágrimas. Tú sientes que sufrimos "cadenas perpetuas sólo por haber nacido". Nadie considerado como sabio se opondría al uso de esa metáfora. La condición humana es limitada y la sola sed de infinito ya hace sufrir. Además sufrimos toda clase vicisitudes: mentiras, odios, rechazos, hipocresía, angustias, egos tiránicos, enfermedades y demás podedumbre. Y al final el culmen de la incertidumbre y la angustia....la muerte. Aun así, al trascurrir el tiempo seguimos siendo lo que esencialmente siempre hemos sido y los momentos duros nos sirven para pulir y conocer mejor esa esencia que somos: algo con afán de perdurar y que no se resigna al paso inexorable del tiempo. Pero para ello tenemos que dejar en el camino mucha escoria y marchar ligeros de equipaje, "sin arrastrar cadenas". Ojalá tuviera el talento para poder mostrarte el sentido que intuyo subyace tras la aparente podedumbre de las cosas. Ojalá tuviera la capacidad para transmitirte cierta esperanza,
Un sincero abrazo.

Juande.

zaxanaercis dijo...

Querido Juande, ha sido una alegría
recibir tu comentario, porque me
lees, por la sorpresa de verte por
aquí y por tu precioso gesto cuando
me dices que ojalá...La certidumbre
del afecto y la amistad que compartimos ya es en si una esperanza.

UN beso muy fuerte. Espero que hasta pronto.